lunes, 9 de septiembre de 2019

Poesía. Hoy borró la mañana límpida

Hoy borró la mañana límpida
la amargura de una noche de insomnio,
que es debilidad travestida de agudeza
y farsa juvenil,
como tantas pretéritas mañanas
se han llevado los juramentos vanos
de pretéritas noches.

En unos diez o doce años,
arqueólogos peatonales 
creerán descubrir en las arrugas de mi cara
fósiles transidos de escepticismo
procedentes de aquellas noches inquietas.

Ya seré yo por entonces más sabio 
(y más dulce)
y no turbará mi marcha
por las humanas avenidas.

Sorberé el mate al contemplar 
el río del tiempo desde el puente
de la mundana comodidad 
—amén—
y habitaré un digno taxón, acaso predestinado,
como quien habita una litera
estrecha, pero funcional y suficiente:
libre de vergüenza.