Algo simple me propuse escribir
para el hartazgo de mi propio peso
muerto por un rato matar. Confieso
que más de lo usual ha tomado fluir
con lápiz y papel. Será que el hueso
se resiente, pues permití subir
diez kilos a mis carnes. Por decir
lo menos: hasta el juicio tengo tieso.
A las rimas, que fáciles no son
de componer, culpo. Mientras escarbo
mi sesera ansioso, la inspiración
me rehuye y desdoroso desgarbo
cometo cuando la cocina con
hambre de pan, no de rimas, adarvo.
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