Duerme negrita tu sueño
de oleajes mecedores,
pálido arenal risueño
y desprendidas labores.
Paz a ese nortino ceño
dale, pasa de temores
que fueran terrible empeño
y olvida mustios rencores.
Duerme negrita y perdona
si este loco niño araña
tu costado, pues pregona
a tus males sacra saña
prudente pero amazona,
tan portentosa montaña
de mi vida te corona
reina pagana ermitaña.
No se ponga ni se extinga
el pardo sol de tu faz
que mi barcaza no singa
y por el mundo incapaz
mi tiempo no soportase,
si de un puñal se tratase.
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