Hoy me liberé de toda molestia
que turbase mi sagrado reposo
y sorteando trance doloroso
a salvo lo puse de la ira, bestia
impía, que suprime la modestia
de saberse un siempre pecaminoso
hombre cualquiera, simple y temeroso.
Cometen embarazosa inmodestia
quienes de la vida esperan aquello
cuyo precio pagar nunca pretenden,
mas, sin percatarse, la soga al cuello
se colocan y sus cabezas penden
del cadalso por perderse el destello:
no está fuera de sí el mal al que tienden.
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