Feliz es el sueño que le procura
al soñador día bien empleado,
aunque acabe por poco apaleado,
pues le salva de toda abatidura.
La recta y prudente conciencia cura
del caminante el soñar malhadado,
no le representa desventurado,
en cambio le desata su atadura.
Discurre entre bostezos de esta suerte
quien trabaja sin temerle a la muerte
y vive sin prisa ni pausa alguna:
sosiego nulo, calma insuficiente
contentan la voluntad vehemente
si frustraciones alberga ninguna.
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