mujer de carácter, piadosa madre,
fiel, riente, de dulce amor harto plena
que ya duerme a la diestra de Dios padre.
Al sol por hijos y nietos pidió,
en penumbras mantuvo indemne el rostro,
por noble condición no dividió
el cariño que al azar plantó arrostro.
Jamás igualada gentil matriarca
todavía los Solís te extrañamos,
más prolífica que un Petrarca,
por primera y mejor no te olvidamos.
Falta que me hace —sobra explicación—.
Fue mi Lela persona de excepción.
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